ROMANTICISMO

Romanticismo oscuro

 
 
 
Edgar Allan Poe es uno de los autores más conocidos del romanticismo oscuro.

El romanticismo oscuro ("Dark Romanticism", en inglés) es un subgénero literario estadounidense surgido en el siglo XIX a partir del movimiento filosófico denominado trascendentalismo.1 Las obras de este subgénero, pues, se vieron muy influidas por el trascendentalismo, aunque no comulgaban con sus ideas. El romanticismo oscuro, a grandes rasgos, se manifiesta mucho menos optimista que aquél acerca de la condición humana, la naturaleza y la divinidad. Los autores más representativos de la corriente son: Edgar Allan PoeNathaniel HawthorneHerman Melville,2 y también se adscriben a la misma la poeta Emily Dickinson y los poetas italianos Giacomo Leopardi y Ugo Foscolo.

Edgar Allan Poe

Se considera habitualmente que este autor es el que inauguró la corriente. Gran parte de sus relatos y poemas destaca por su exploración de la psicología humana, particularmente en lo que se refiere a los impulsos, ya sean conscientes o inconscientes, de perversidad y autodestrucción.12 Obras del romanticismo oscuro: relatos como Ligeia y La caída de la casa Usher y poemas como El cuervo y Ulalume.

Los autores del romanticismo oscuro. En primer lugar, los románticos oscuros confían muy poco en la perfección. Como consecuencia, sus personajes son propensos al pecado y a la auto-destrucción, ya que no poseen inherentemente ni la gracia divina ni la sabiduría.«Los románticos oscuros adoptan imágenes del mal antropomorfizado en forma de demoniosvampirosfantasmas o monstruos».6 En segundo lugar, aunque ambos grupos sostienen que la naturaleza es una fuerza profundamente espiritual, el romanticismo oscuro la contempla bajo una luz siniestra, al contrario que el trascendentalismo, que ve en la naturaleza una especie de mediador orgánico y universal con la divinidad. Para estos románticos, al contrario, el mundo natural es sombrío, decadente y misterioso, y sus revelaciones para el hombre son de carácter maligno o infernal. Proponen personajes que fracasan una y otra vez en sus intentos de mejorar sus vidas. Thompson resume de la siguiente forma las características del subgénero:

La incapacidad del hombre caído por comprender plenamente los inquietantes guiños de un reino sobrenatural que aún parecía no haber llegado; la constante perplejidad ante los fenómenos metafísicos e inexplicables; la propensión a una conducta perversa o inmoral, sin regla ni medida, y un sentido de culpa sin nombre combinado con la sospecha de que el mundo externo no es más que una ilusión de la mente: tales son los elementos principales que opusieron los románticos oscuros a la corriente principal del romanticismo.7
 

El romanticismo.

 En cierto modo, el romanticismo representa un ejemplo más de la dinámica pendular de muchos movimientos culturales y del arte occidental; ya que contrapone al cuidadoso formalismo y al intelectualismo racionalista del barroco, el predominio de las emociones y de los sentimientos; al mismo tiempo que postula un alto grado de libertad formal. Todo lo cual, indudablemente, opera en el sentido de que - sobre todo en el campo de la literatura - las creaciones artísticas resulten ser accesibles a un público promedio que está a medio camino entre el refinamiento cultural de unos pocos y la casi total ignorancia de la gran masa de la población, que era la situación prevaleciente en la época previa.

Como surge de sus antecedentes, uno de los ingredientes del romanticismo fue precisamente el objetivo de acercarse a las expresiones populares, recogiendo de alguna forma la tradición del romancero medieval y de las canciones contemporáneas; y la aproximación a la naturaleza.

 De esta manera, el estilo característico de la literatura romántica en general, es la invocación de los sentimientos, especialmente aquellos de índole más individual y subjetiva como en particular el sentimiento amoroso; y un recurso a la imaginación creadora en el orden formal - particularmente en la poesía - apuntanto a la liberación de las formas estrictas (como la del soneto, por ejemplo). En el teatro, fueron abandonadas las tres unidades clásicas de tiempo, de espacio y de acción.

Otro elemento característico de la literatura romántica, es la desaparición del personaje heroico, pasando a ocupar el lugar protagónico un tipo de individualidad más cercana a lo que Rousseau llamara el “hombre corriente”.

Los componentes que están implícitos en la literatura romántica, son principalmente el predominio - y frecuentemente el triunfo - del sentimiento sobre la razón, de la emoción sobre la lógica, de la intuición sobre la certidumbre de la ciencia.

En cuanto a su temática, deben señalarse los orígenes filosóficos del romanticismo literario, fuertemente influídos por el pensamiento previo y contemporáneo de la Revolución Francesa, como las ideas de los enciclopedistas y de Juan Jacobo Rousseau; que hacían confluir posiciones políticas y de desenvolvimiento individual, al sustentar la liberación frente al despotismo como frente a los convencionalismos sociales.


 El fundamento filosófico del romanticismo, es esencialmente de origen alemán, especialmente por las obras de autores como Fichte, Schelling y Hegel, que hicieron una intensa crítica del racionalismo del Siglo XVII. Ese movimiento filosófico conocido como el idealismo clásico, contiene elementos que luego fueron comunes en el romanticismo literario, especialmente una revalorización del sentimiento como fuerza espiritual.

El romanticimo no reniega de la racionalización en términos absolutos, pero sustenta que - sobre todo a nivel del individuo - el sentimiento y la imaginación no solamente siguen siendo parte de la naturaleza, sino que los exalta como impulsos legitimantes de la acción, incluso a veces abiertamente en contra de los dictados de la razón y la prudencia.

En ese sentido, existe en las obras más representativas del movimiento romántico, una permanente dualidad, entre una actitud individual en que los sujetos centrales de las obras se sienten incomprendidos por un medio social al que se adjudica ser puramente materialista y pragmático; y una reacción ante ese sentimiento de desencanto, que en buena medida se orienta a postular ciertas utopías de la organización social. Tal como si la insatisfacción espiritual y la depresión anímica no se originaran en el propio interior del individuo, sino que fueran causadas por la “incomprensión” de la sociedad.

 A nivel de las relaciones políticasel nacionalismo también operó esencialmente en el plano de los sentimientos antes que de la racionalidad; promoviendo ideas que impulsaron tanto a la valorización de los idiomas, como al cultivo de las costumbres tradicionales y folklóricas. Pero también contribuyó al desarrollo del concepto de la Nación, como centro determinante de la existencia de un Estado y de un Gobierno propio y soberano.

En este sentido, no puede perderse de vista que los nacionalismos europeos - algunos provenientes de épocas anteriores, pero que en todo caso se afianzaron y consolidaron a partir de la Batalla de Waterloo - constituyeron una poderosa fuerza emotiva y colectiva, que movió a los pueblos; a menudo no solamente en un sentido afirmativo y constructivo, sino también en sentido negativo y destructivo, alimentando odios xenófobos y dando motivo a no pocas guerras.

La exagerada exaltación del yo que propició el romanticismo, como centro de una individualidad sentimental, corrió pareja en algunos aspectos con el enfoque excesiva y fundamentalmente emocional de algunas cuestiones relativas a la sociedad, que requerían no tanto ser tratadas desde un punto de vista emotivo, como ser analizadas con un sentido predominantemente racional; lo cual evidentemente dejó huellas negativas en la historia de los siglos XIX y XX.

Caracteres principales del romanticismo literario.

 Como rasgos principalmente destacables de la corriente del romanticismo en la literatura - y, en su medida, en otras artes - cabe mencionar: